La Parroquia en Imágenes

17 de noviembre de 2010

¿IGLESIA O MERCADO?

Muchas veces pensamos en la iglesia como un lugar donde vamos a recibir algo.

Esperamos encontrar en la iglesia:

1. Que se predique la Palabra de una manera clara y concisa

2. Que pueda participar en la Santa Cena y en el Bautismo sin que se me pongan límites

3. Que encuentre personas que me reciban bien y se interesen por mi

4. Que tenga el banco disponible y un himnario para seguir cómodamente el culto

5. Que haya una diferencia notable con la temperatura exterior, si hace frío, que adentro este calido; y si hace afuera calor, que adentro esté fresco

6. Que encuentre la iglesia limpia, adornada y con un ambiente agradable

7. Que el culto sea movido, que todos canten con alegría, y que el pastor predique con entusiasmo

8. Que los chicos se porten bien y no me distraigan durante el culto

9. Que me pueda llevar algo para llevar a mi casa, pero que no sea tan largo, como para no aburrirme

10. Que no pase una hora el culto, porque siempre tengo algo para hacer después

11. Y que todo esto sea lo más barato posible sin afectar mucho mi bolsillo con la ofrenda; y claro, que ni se hable de dinero.



Ahora, si usted vino a la iglesia con esta idea, usted está pensando en la iglesia más como en un mercado que como en el Cuerpo de Cristo.



¿Qué espero encontrar en el mercado?

1. Que la mercadería sea buena y fresca

2. Que esté al alcance de la mano y no tenga que perder tiempo en buscarla

3. Que los que atienden me reciban bien y me atiendan bien

4. Que los precios estén visibles para que los pueda comparar

5. Que el clima en el mercado esté agradable, me gustan más los que tienen aire acondicionado

6. Que haya una buena higiene y todo esté adornado llamativamente

7. Que el dueño sea una persona alegre y me contagie su buen humor

8. Que los chicos no estén corriendo y distrayéndome mientras compro

9. Que pueda encontrar algunos catálogos, así reviso y si encuentro algo que me interese, vuelvo por ello la próxima.

10. Que no tenga que perder mucho tiempo en la cola esperando pagar

11. Y claro, que los precios sean re-bajos, así mi sueldo me alcanza.



¿Se dio cuenta que para muchos miembros la iglesia es como un mercado? Asisten a la iglesia, porque necesitan de ella. Necesitan de la Palabra, de los Sacramentos, de la amistad, de respuestas, etc. Aunque, una vez que dejaron de necesitar, no se acuerdan más de la iglesia.

Lo más penoso es que hay familias enteras que piensan así, piensa el padre, lo piensa el hijo, lo piensa el nieto… Y son ellos los que después encuentran todas las críticas:



1. Hoy el culto estuvo re-aburrido, y no me gusto lo que predicó el pastor

2. La Santa Cena fue larguísima, parecía que no iba a terminar más, y encima, al pastor se le ocurre después hacer una oración. Y hoy, justo, con dos bautismos, el pastor podría dejar de lado eso de presentar a los niños, si ya sabemos quienes son, ¿para qué volver a decir ese bla,bla,bla…?

3. Yo no vuelvo nunca más, nadie te saluda, nadie te trata bien, nadie te alcanza un himnario, parece que uno no existe cuando llega…

4. Y hoy encima me tuve que sentar junto a ese viejo que a cada rato se ponía a toser, pero tampoco me quería sentar atrás, porque estaban con ese bebé que no se quedaba quieto; y ni que hablar del otro lado, los jóvenes no paraban de cuchichear.

5. Además, ¿a quién se le ocurre hacer un culto a las 19 hs? Justo cuando todo el calor se estaciona dentro de la iglesia; en vez de pagar el arreglo del auto del pastor, que se la pasa paseando, podrían haber comparado un aire acondicionado para la iglesia.

6. ¡Mira la mugre que hay! ¿Estos no saben limpiar? Así no dan ganas de venir

7. ¡Escuchá los cantos! Parecen chicle, no terminan más; tendrían que ser más dinámicos, más alegres. Y el pastor se manda esos sermones de más de 20 minutos ¿No se da cuenta que todos nos estamos ya durmiendo?

8. ¡Y encima este nene del tesorero que no se queda quieto! ¿Por qué no lo agarra y se lo lleva afuera? Si fuera mío, ya le hubiera dado un par de chirlos para que se quede quieto

9. Mirá el boletín, siempre lo mismo, en 15 minutos ya lo leí, no me despierta mucho interés. No se para qué pierden plata haciéndolo

10. ¡Otra vez el culto pasó la hora! ¡Estos piensan que uno tiene tiempo de sobra…! Voy a disimular, como que me voy al baño, y me mando a mudar, total, nadie se va a dar cuenta

11. ¡Lo que faltaba…! Otra vez hablando de dinero, ¿es que no tienen otro tema más que siempre tocar el bolsillo…? ¿Acaso piensan que a mi me sobra como para estar dando plata a la iglesia? Si el pastor quiere plata, que vaya a trabajar!!!



Cuantas excusas y pensamientos que tenemos en nuestra cabeza, ¿no es cierto? Es porque vemos a la iglesia como un mercado, como un lugar donde uno va, agarra lo que quiere y necesita, y después se va a su casa, y si le regalan la mercadería, ¡Mucho mejor….!

Pero si nos acercamos a Ro. 12:1-2 (leerlo), vemos que Dios no ha pensado a la iglesia como un mercado, sino como el lugar de encuentro con El, con nuestro creador y salvador.

El vers. 1 empieza diciendo, que por la misericordia de Dios, presentemos nuestras vidas en sacrificio vivo. ¿Qué misericordia? La de Jesucristo en la cruz, que viendo a la humanidad perdida, yendo al infierno, sin salida, sin futuro, sin esperanza; sujeta al castigo, se entregó a si mismo para rescatarnos. Tranquilamente, podría haber destruido todo, y haber recomenzado, ¿pero que ganaba con eso? Adelantar solo el triste final de la humanidad. Hizo lo contrario, revirtió ese final, y lo transformó en esperanza, luz, salvación.

¿Qué le puedo ofrecer yo? ¡¡Nada!! Si Él es el dueño de todo, el Creador de todo, el sustentador de todo, mío no es nada. Solo tengo mi voluntad, mi amor, mi corazón; pero no se lo quiero entregar sólo cuando muera, sino ya cuando estoy con vida; rendirme a El en todo momento mientras respiro, trabajo, río, descanso. Y que a través de esta vida, Dios pueda verme feliz por ser hijo de El, y con alegría profunda, procurar ser obediente y fiel a su Voluntad.

Ese es el verdadero culto que le agrada a Dios, no el mío que muchas veces lo hago por obligación, por comodidad, por compromiso; sino que el culto no arranca cuando el pastor pasa al frente del altar; sino que arranca cuando fui bautizado, y termina cuando se entregue mi vida al Señor. Este culto terrenal es la oportunidad del encuentro como comunidad con el Señor.

En el vs. 2 se me advierte que no me acomode al sistema del mundo, que piensa en la iglesia como la solucionadora de problemas; si te va mal económicamente o si tenés una enfermedad, andá a tal o cual iglesia, allí tendrás respuesta. Grave error, la respuesta está en Cristo. Es necesario un cambio de actitud, no puedo ponerme a quejar de las cosas que no recibo en la iglesia; antes de quejarme, me tengo que preguntar:

• ¿Será que no soy un cristiano mal agradecido y quejoso? ¿No me alcanza con todo lo que Dios me ha dado hasta ahora? ¿No tengo la salvación, que es lo imprescindible, eso no puede faltar?

• ¿Qué estoy haciendo yo por los demás? Me la paso quejando nomás, pero no estoy haciendo nada por otro, soy un triste egoísta.



Este versículo me invita a renovar mi mente, a despojarme de las mentiras del diablo, y buscar la profundidad de las cosas de Dios. Debo dejar que el Espíritu Santo transforme mi mente y corazón para que sea un verdadero cristiano, no uno superficial y quejoso



Con este compromiso me propondré cambiar la lista del principio, y mi vida tendrá estos puntos importantes:

1. Procuraré no solo escuchar la Palabra, sino procuraré estudiarla y enseñarla a todos los que estén a mi alcance. Memorizaré versículos bíblicos, leeré la Biblia todos los días, revistas y artículos cristianos, y procuraré compartirla con mi pareja, mis hijos, mis conocidos y vecinos en todas las oportunidades

2. Procuraré participar en cada oportunidad de los sacramentos, porque se que son los alimentos para mi fe y la verdadera comunión con mi creador y con mis hermanos.

3. No esperaré que me salgan a recibir, hoy iré al culto un poco más temprano, venceré la timidez, y saldré yo a recibir a los que vienen al culto, los recibiré con una sonrisa, un abrazo y con palabras amables los invitaré a participar

4. Hoy procuraré que todos encuentren un lugar para sentarse cómodamente, y, si es necesario, me quedaré de pie, pero que ninguno se sienta incómodo; y procuraré compartir y explicar como es el himnario con aquél que no trajo el suyo o justo es la primera vez que viene al culto.

5. Hoy no me importará si hace frío o calor, Cristo en la cruz sufrió mucho más que yo, así que el tema del clima para mi hoy no será una barrera ni excusa para adorar al Señor que entregó su vida por mí y por todos.

6. Hoy me propondré en la lista de limpieza, donaré los materiales de limpieza, y para cada mes traeré algún elemento para embellecer el templo, una flor, una planta, un cuadro, etc. Y si justo hay algún detalle que la persona que limpió se le escapó, seré yo el que lo corrija, pero no se lo diré a nadie.

7. Hoy yo cantaré con alegría, y si es un himno nuevo, practicaré en casa, para que la próxima, esté más seguro. También, cuando termine el culto, felicitaré el pastor que predicó, porque su tiempo también es valioso, y se preparó para que este mensaje llegue a mi vida.

8. Ayudaré a las mamás que tratan de contener a los chicos, más de una vez ellas se pierden el culto por cuidar afuera a los chicos.

9. Pediré material para leer en casa y seguir profundizando en la Palabra, no importa si es largo o corto, no quiero que se apague el hambre por las cosas de Dios.

10. Tampoco me importará el tiempo del culto, es una vez a la semana donde tenemos el encuentro con nuestro Señor. Si cuando Argentina juega el partido, no me importa perder dos horas; si tengo tiempo para las cosas de esta vida; tendré también tiempo para las cosas de la vida eterna.

11. También me desafiaré a que mi ofrenda sea un verdadero reconocimiento a las obra de Dios en mi vida; empezaré a ofrendar, no a dar lo que me sobra. Si en la Biblia se habla del diezmo, ¿será que yo no puedo alcanzar también esa cantidad? A los cristianos que daban el diezmo, nunca les falto, creo que a mi tampoco me faltará.



Querido hermano, desafíate a ser un verdadero cristiano, a dejar de ver a la iglesia como un mercado, sino a ver a la congregación como tu familia de la fe que espera ver en ti expresados en la realidad todos los frutos del Espíritu Santo. Estamos en la época de adviento, que nuestros corazones se transformen como el de los pastores, ansiosos por conocer y adorar, y también de contar ese nacimiento que tanto esperaban. Feliz Navidad



Pastor Carlos Brinkmann

Puerto Esperanza

Misiones







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