La Parroquia en Imágenes

10 de junio de 2010

LA PRESENCIA DEL ESPIRITU SANTO ENTRE NOSOTROS

El domingo 23 de Mayo, toda la cristiandad celebró Pentecostés; recordando y afirmando el comienzo de esa obra especial de la tercera persona de la Trinidad, la de conducirnos a Cristo y el comienzo de la iglesia cristiana.

Los seres humanos necesitamos del Espíritu Santo, porque:

• Solos no podemos creer, ya que nuestra naturaleza humana es rebelde, contraria a la voluntad de Dios; lo que despierta más ira en una persona, es que alguien venga a decirle algo contra su voluntad; nuestra naturaleza humana pecadora rechaza lo que Dios dice, porque va en contra de su voluntad; pero, el Espíritu Santo nos transforma, nos despoja del “viejo hombre”, y nos hace nuevas criaturas, voluntarias y decididas a seguir los postulados divinos.

• Solos no podemos resistir, ya que el diablo y el pecado son mucho más poderosos que nuestra determinación y voluntad; el diablo tiene tanto poder que puede hacer “milagros”, cosas especiales que los hombres no hacemos; claro, que lo hace para engañar. Por eso, el Espíritu nos acoge y nos da los elementos para ser victoriosos.

• Solos no podemos servir, ya que si es por nosotros, haríamos todo para nuestra gloria, para que se nos reconozca, serviríamos a nuestro egoísmo; pero el Espíritu nos saca del medio y pone como centro de nuestra vida al Dios glorioso, donde pasamos a servir no para que se nos reconozca; sino para sea Dios reconocido.

• Solos no podemos conocer, ya que el pecado es como un velo delante de nuestros ojos, que nos impide ver, que nos estorba; el Espíritu rompe ese velo, y trae a la luz las maravillas de Cristo.

Aunque, no sólo es una obra personal, sino que también el Espíritu Santo trabaja en todos los creyentes; es más, hace su morada en ellos, en 1 Corintios 3:16 dice: “¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios está en vosotros?” ¡Que valiosos que somos para el Señor! No elige vivir ni en edificios, ni estructuras, ni templos, elige nuestra vida, nuestro corazón, nuestra mente; a pesar de nuestras imperfecciones, errores, dificultades, egoísmos. Y esta obra la hace en cada uno de los creyentes, transformándonos en el pueblo de Dios, además:

• Nos reúne, en cada una de las actividades y reuniones, donde podríamos estar haciendo otra cosa, pero renunciamos a ello para congregarnos, encontrarnos, estar en comunión con el hermano en la fe.

• Nos ilumina y alimenta a través de los medios de gracia, o sea, La Palabra, La Santa Cena y El Bautismo; brindándonos de su presencia y aumentando el amor fraternal entre los miembros de la iglesia.

• Nos da poder, porque por Cristo somos más que vencedores, y no hay circunstancia, ni problema, ni tentación ni dificultad que no podamos enfrentar con la guía del Espíritu.

• Nos da dones, esas capacidades espirituales especiales de servicio al prójimo; y que por medio de los mismo forma en nosotros un espíritu de servicio, este servicio nos alimenta y nos llena, no dejándonos con una sensación de vacío o de insatisfacción, ya que cuando damos es cuando podemos recibir.

• Nos protege, porque en esta vida las luchas son contra principados y huestes espirituales; y más de una vez caemos, en esos momentos el Espíritu lucha con nosotros; y cuando no podemos más, lucha por nosotros.

• Nos envía, nos transforma en sus mensajeros, en su boca, en sus manos, en sus pies, en su amor; nos envía a un mundo necesitado y hambriento de la Palabra y del amor de Dios.

• Nos guía hacia la Vida eterna, el propósito final de nuestra vida, ese encuentro eterno con nuestro Señor, a nuestro lado camina el Espíritu, en un caminar gozoso, esperanzador, feliz.

Que puedas disfrutar de la presencia del Espíritu en tu vida, y que también como iglesia podamos disfrutar de la obra especial que hace en todos. Muchas bendiciones,





Carlos Brinkmann

Pastor

No hay comentarios:

Publicar un comentario