La Parroquia en Imágenes

9 de enero de 2011

UN AÑO NUEVO ESTÁ ENTRE NOSOTROS



En estos días nos aprestamos a comenzar un nuevo año; generalmente está marcado por dos características, el deseo que sean las vacaciones lo más antes posible, y los proyectos futuros a realizar y los realizados, en fin, el tradicional balance.
Las vacaciones forman parte necesaria de nuestra vida, el Señor mismo planteó un día de descanso para el ser humano, el llamado “día de reposo”, pero también, en distintos momentos organizó para que cada determinada cantidad de años, no se plante ni se siembre nada; la tierra debía descansar; pero, además, en otro momento, de la historia, la tierra debía volver a los antiguos dueños que la había perdido por distintitas circunstancias.
Como podemos ver, el momento de las vacaciones no es un lujo, es una oportunidad de reponer las fuerzas, de encontrarse con la familia y de “despejarse”.
En nuestro mundo acelerado y productivo, donde el ocio, el descanso parecen que son un lujo, donde vemos que cada día las empresas y las personas quieren producir más, tener más, progresar más; pero pierden cosas valiosas, como el jugar con los hijos, el charlar con la esposa, el disfrutar una comida con los padres, el pasar una tarde con los abuelos; y pensar que todos aquellos “exitosos”, en el declive de la vida, recuerdan con nostalgia esas oportunidades perdidas, y se amargan porque la vida se le fue, y no pudieron hacer eso. Pregunto, ¿es necesario perderlo para valorarlo? Según la lógica humana, es así; pero la presencia de Dios nos remarca todos esos beneficios, que podemos disfrutar; y pensar que el Señor es el más productivo, ¿no es cierto? Cada segundo está proveyendo para alguien en la vida, sin embargo, tiene tiempo para ti.
El segundo planteo, el de los balances, muchas veces somos injustos, porque nos criticamos por todo lo que no pudimos hacer; y después nos ponemos metas tan elevedas, que desde el comienzo recibimos la sensación que son irrealizables.
La verdad es que podemos dar gracias a Dios por lo que pudimos hacer, sea poco o sea mucho, alcance las expectativas o no las alcance; la verdad es que podemos estar alegres y agradecidos por lo realizado, porque nos remarca que tuvimos vida, salud y oportunidades para realizarlas. Y sobre la base de lo realizado, seguir construyendo, nunca desechar ni desvalorizar lo alcanzado, siempre seguir adelante, porque no se puede construir un tercer piso si no está el segundo; no siempre los grandes éxitos remarcan una vida exitosa; la realidad nos dice que la persona exitosa es la que persiste, en su ritmo, en su andar, pero el persistente, el tenaz, el que “aguanta”, es que llega.
Que en este 2011 puedas construir tus sueños, pero haz como
Salomón, el de la Biblia, que no le pidió a Dios ni riquezas ni poder, le pidió un corazón atento a las necesidades del pueblo y una mente sabia para saber gobernar; y construyó un imperio; aunque claro, luego de varias décadas, con triunfos y derrotas, con aciertos y fracasos; siempre con la guía de su Señor.
Que tengas un bendecido Año Nuevo.

Pastor Carlos Brinkmann

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