La Parroquia en Imágenes

14 de octubre de 2011

Reflexión sobre el Primer Mandamiento


Dice el Primer Mandamiento:

No tendrás otros dioses delante de mí.
En estos tiempos, es muy sencillo ver como las personas buscan tener otros dioses. Pero, ¿Qué es un dios…? Quizás nos puede ayudar la explicación que Martín Lutero le dio a este mandamiento:
Debemos temer y amar a Dios y confiar en él sobre todas las cosas.
Tomando como base esta explicación, un dios es todo aquello en que confiamos. Y hoy, ¿en que confiamos? Como sociedad confiamos en el bienestar económico, se piensa que cuando uno tenga capital, esté bien económicamente,  tenga un sustento asegurado, entonces estará bien. Se confía que en el bienestar económico habrá una buena vida, y, sin proponérnoslo, o con toda la intención, el dinero ocupa el lugar de Dios; ya que esperamos y confiamos que el dinero resolverá nuestros problemas.
Pero, también aparecen otros dioses, uno de ellos relacionados con el dinero, los juegos de azar, el confiar que ese numerito me va a “salvar”; se juega a la Quiniela, la Lotería, o el Casino, esperando en esa salida que aparezca la solución de los problemas, con una entrada mágica, todo se resolvería.
Otros buscan directamente reemplazar a Dios acercándose al ocultismo, confiando que en esas prácticas, esotéricas y de magia, aparecerán las respuestas y las soluciones a muchos de nuestros problemas, dejando de confiar en Jesucristo, y pasando a confiar directamente en Satanás.
También hoy hay muchos que desde la ciencia tienen respuestas a todos, o las creen tener, y con experimentos o conclusiones lógicas, afirman que no hay un Dios, que no hay un Creador, que no hay un ente superior, sino que cada uno es libre de su destino y que luego de la muerte, que es un hecho tan natural como cualquiera, se disipa la existencia  y deja lugar para otro ser.
Claro que también están aquellos que piensan que una estatua, una imagen les responderá, o una persona muy buena en la vida, luego de muerta su bondad seguirá siendo efectiva.
Interesante lo de Martín Lutero, debemos TEMER, pero ese temer no es el del miedo, sino el de la valoración, el del respeto, el del cuidado de la persona, en este caso, la persona de Dios; debemos respetar, valorar, cuidar, defender a Dios; si, sabemos que no necesita de defensa, el es Todopoderoso, pero espera de nosotros que nos “juguemos” por Él, así como él se comprometió con la humanidad muriendo en la cruz, espera que aquellos que saben de él, asuman su compromiso con él. Y AMAR, sencillamente, darle el primer lugar, agradarle a Dios a cualquier costo.
Y nos lleva a confiar, pero, ¿se puede confiar en el Dios de los cristianos…?
SI, SE PUEDE CONFIAR. Pensemos, dice la Palabra que Dios creó al mundo con su Palabra, todas las restantes civilizaciones afirmaron que hubo dioses que empezaron las cosas, pero siempre desde materiales preexistentes; este Dios cristiano, desde el caos, desde la nada, hizo y organizó toda la naturaleza. Miremos un ejemplo, los cítricos, ricos en vitamina C, se consumen en invierno, donde las gripes y resfríos son comunes, y la vitamina C es la que los combate. Otro ejemplo, en los países cálidos, existen diferentes frutas, en Argentina y en otros también está la sandía, una fruta básicamente cargada de agua, casi ni pulpa tiene, y ¿Cuándo se la consume? En verano, donde la necesidad de líquidos es mayor. Y esto corresponde a un plan, a un proyecto, a algo organizado. Nos admiramos de muchas obras de ingeniería, hasta donde llega la capacidad humana, pero no nos causa admiración el orden y la marcha de la naturaleza; si pensamos, podemos ver la mayor obra de ingeniería, donde todos los campos de la ingeniería se encuentran representados, y no fue obra humana, no es obra del dinero, no es obra de Satanás, no es obra de algún santo, es obra de Todopoderoso Señor, Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por ello, podemos confiar plenamente en su capacidad.
Pero fue aún más allá, al ver a los hombres que buscando sus propios caminos, llegamos a una encrucijada imposible de salir, allí es donde Jesucristo se ofrece en la cruz para que los hombres podamos encontrar la salida y resguardarnos de la destrucción. Y fue pensado y organizado por ese Gran Ingeniero; Jesucristo era hombre, porque un hombre era el que debía morir en la cruz, ya que fueron hombres los que se alejaron y pecaron, y merecían el castigo; Jesucristo hombre se ofrece y ocupa el lugar de todos los hombres; pero tenía que ser Jesucristo Dios; ya que sólo Dios puede perdonar los pecados e interceder por la humanidad.
¿Se puede confiar en un Dios así? ¡Claro que sí! Porque trae respuestas, porque abre puertas, porque tiene salidas, porque cambia vidas. No confíes en los dioses de esta tierra, inventados por hombres limitados en su pensamiento, y con el corazón muerto espiritualmente. Confía en un Dios vivo, ingeniero eterno, amante verdadero, fiel en su postura y en su palabra.

Pastor Carlos Brinkmann

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