Villa Adelina, Buenos
Aires, 10 de julio de 2012.
Queridos hermanos:
Pareciera que todo está hecho para que en estos tiempos sólo sobrevivan
los más fuertes, los más aptos, los mejor preparados. El que no es exitoso es
expulsado por el cruel sistema que no tiene piedad de nadie.
Por eso es tan bueno recordar y subrayar que en el reino de la
gracia de Dios las reglas son totalmente diferentes. En él hay lugar para
todos. No solamente para los exitosos, o para los mejores. En el reino de
la gracia hay lugar para los débiles, para los pobres, para los olvidados, para
los excluidos, para los que no son nada. Porque aquí la cosa es por
gracia. Nó por méritos. Aquí gobierna el amor, y no los resultados matemáticos.
Necesitamos cuidar que en la iglesia no se impongan los criterios
de la tecnocracia productiva, que intentando aplicar métodos y sistemas
empresariales, proyecta resultados cuantitativos, que de lograrse,
glorifican al gerente, y de no lograrse, lo descalifican, lo frustran,
y/o excluyen de la empresa, con los traumas consecuente.
El ministerio de Jesús, según los criterios de la tecnocracia
eclesiástica, no habría resistido la menor evaluación, y habría sido un fracaso
rotundo.
Por eso hermanos, necesitamos conservar ante todo la dinámica del
funcionamiento del reino de Dios. Jesús nos llamó a servir con fidelidad. No a
ser exitosos ni a hacer carrera. Nos llamó a trabajar, pero no bajo la presión
de la ansiedad y de la angustia de no alcanzar ciertos objetivos.
Nos llamó a sembrar con esperanza, pero sin calcular de antemano los resultados
que, al fin de cuentas, no dependen de nosotros. La
"empresarialización" de las iglesias y la dinámica del reino de Dios
frecuentemente entran en conflicto.
Me gusta mucho la descripción, (que no es explicación sino
misterio) de este asunto que hace el Señor, por ejemplo en
Marcos 4, del 26 al 29. Meditar esta perícopa resulta
muy estimulante y liberador.
A echar abundante semilla en la tierra entonces. Sabemos hacerlo.
Un abrazo y hasta
pronto:
Pastor
Carlos Nagel
Presidente de la IELA
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