La Parroquia en Imágenes

6 de octubre de 2012

Hacia una cultura de paz -primera parte




CUATRO ASPECTOS QUE CONFORMAN UNA CULTURA DE PAZ

1) GLORIFIQUE A DIOS
·         Paz con Dios, Colosenses 1:19-20
·         Paz con los demás, Romanos 12:18 / Mateo 22:39
·         Paz dentro de Usted, Isaías 26:3 / 1 Juan 3:23-24
·         La Reputación (Fama-Buen nombre) de Jesús depende de la unidad, Juan 17:20-23

2) SAQUE LA VIGA DE SU OJO
Progresión de un ídolo
·         Yo deseo (Trabajo, Familia, Iglesia, Amigos): Si no es concedido:
a.       Positivo: 1 Juan 4:19-21
b.       Negativo: Desilusión / Amargura / Enojo
·         Yo exijo: Buen deseo se transforma en demanda, no para Gloria de Dios sino para la propia conveniencia.
·         Yo juzgo: Santiago 3:11-12
·         Yo castigo: Cuando no se recibe la concreción de deseo, hay “castigo”: Hacer sufrir; Humillar; Criticar; Amargar.
·         La cura para un corazón dominado por el “YO”: Amar, Temer, Confiar a/en Dios: Lc. 4:8

3) RESTAURE HUMILDEMENTE
Aplicar los principios de mateo 18:15-17
·         1º Paso: Pase por alto la Ofensa menor
·         2º Paso: Hable en privado
a.       Lleve esperanza, 1 Corintios 1:2-9 (Que Cristo sea el centro de la charla)
b.       Escuche con atención y paciencia, Proverbios 15:1 (No tener las respuestas pre-fijadas)
c.       Concordar (Ver en lo que están de acuerdo)
d.       Hablar la verdad en amor, 1 Corintios 13:1-7 (Que Dios ponga ese amor en el corazón)
·         3º Paso: Lleve consigo a uno o dos mas
·         4º Paso: Dígaselo a la Iglesia
·         5º Paso: Trátelo como a un incrédulo (No como castigo sino como a alguien a quien evangelizar)

4) VAYA Y RECONCÍLIESE
·         Así como el Señor perdonó, perdonemos también, Colosenses 3:13
·         Ir y buscar la reconciliación, Mateo 5:21-24
·         La deuda fue pagada por Cristo, Isaías 53-4-6
a.       Mateo 6:12: Aphiemi (Dejar ir, liberar, remitir)
b.       Lucas 7:42: Charizomai (Otorgar el favor libremente o incondicionalmente)
c.       Tener actitud de perdonar (No es opcional), Marcos 11:25
d.       Otorgar el perdón (Si hay arrepentimiento), Lucas 17:3-4
e.       El infractor cosechará las consecuencias, el que perdona queda libre

En esta oportunidad hablamos de la actitud de quien quiere buscar el perdón y cultivar la cultura de la Paz. En la próxima oportunidad hablaremos de cuando uno con sus actitudes pecaminosas lastima esa cultura de Paz; para identificarlos y aportar con nuestro cambio de vida y corazón en la construcción de la Paz en la Iglesia.



TOME DE LA FORTALEZA DE DIOS


El verdadero perdón depende de la gracia de Dios. Si intentamos perdonar a otros por nuestra cuenta, nos enfrentamos a una larga y frustrante batalla. Pero si pedimos a Dios que cambie nuestro corazón y depender continuamente, podremos perdonar aún las ofensas más dolorosas. La gracia de Dios fue exhibida poderosamente en la vida de Corrie ten Boom (Escritora, conferencista, predicadora cristiana de renombre mundial), que había sido apresada con su familia por los nazis por ayudar a los judíos en la Segunda Guerra Mundial. Su anciano padre y su amada hermana Betsie murieron como resultado del tratamiento brutal que recibieron en la cárcel. Dios sostuvo a Corrie mientras estuvo en un campo de concentración, y luego de la guerra ella viajó por el mundo, testificando del amor de Dios. Esto es lo que escribió acerca de un encuentro asombroso en Alemania:

Estaba en un culto de la iglesia en Múnich cuando lo vi: el hombre de la S.S. (Grupo del ejército alemán que estaba encargado de los campos de exterminio donde murieron millones de personas) que había estado de guardia en las puertas del centro de procesamiento de Ravensbruck. Era la primera vez que veía a uno de mis carceleros desde ese tiempo. De pronto, todo volvió a mi mente: la sala llena de hombres burlándose, las pilas de ropa, la cara blanca de dolor de Betsie.

Vino a mi encuentro, mientras la gente salía de la iglesia, sonriendo y saludándome con una inclinación del cuerpo. “¡Qué agradecido estoy por su mensaje, Fraulein”, dijo. “Pensar que, como dice usted, Él lavó mis pecados!”

Había estirado su mano para estrechar la mía. Y yo, que había predicado tantas veces a la gente de Bloemendall acerca de la necesidad de perdonar, mantuve mi mano al costado.

Mientras los pensamientos de ira y venganza hervían en mi interior, vi lo pecaminosos que era. Jesús había muerto por este hombre. ¿Pediría yo más? “Señor Jesús”, oré, “perdóname y ayúdame a perdonarlo”.

Intenté sonreír e hice un esfuerzo por levantar mi mano. No podía. No sentía nada, ni la menor chispa de calor o caridad. Así que volví a decir para mis adentros una oración silenciosa. “Jesús, no puedo perdonarlo. Dame tu perdón.”

Al tomar su mano ocurrió la cosa más increíble. Desde mi hombre, a lo largo de mi brazo y a través de mi mano pareció atravesarme una corriente que iba de mí hacia él, mientras que de mi corazón brotaba un amor por este extraño que casi me abrumó.

Así descubrí que la sanidad del mundo no gira alrededor de nuestro perdón ni de nuestra bondad, sino alrededor de Él. Cuando Él nos dice que amemos a nuestros enemigos, nos da, junto con la orden, el amor mismo”
(Ken Sande, Pacificadores)

Pastor Carlos Brinkmann
  

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