CUATRO ASPECTOS QUE CONFORMAN UNA CULTURA DE PAZ
1) GLORIFIQUE A DIOS
·
Paz con
Dios, Colosenses 1:19-20
·
Paz con los
demás, Romanos 12:18 / Mateo 22:39
·
Paz dentro
de Usted, Isaías 26:3 / 1 Juan 3:23-24
·
La
Reputación (Fama-Buen nombre) de Jesús depende de la unidad, Juan 17:20-23
2) SAQUE LA VIGA DE SU OJO
Progresión de un ídolo
·
Yo deseo
(Trabajo, Familia, Iglesia, Amigos): Si no es concedido:
a.
Positivo: 1
Juan 4:19-21
b.
Negativo:
Desilusión / Amargura / Enojo
·
Yo exijo:
Buen deseo se transforma en demanda, no para Gloria de Dios sino para la propia
conveniencia.
·
Yo juzgo:
Santiago 3:11-12
·
Yo castigo:
Cuando no se recibe la concreción de deseo, hay “castigo”: Hacer sufrir;
Humillar; Criticar; Amargar.
·
La cura para
un corazón dominado por el “YO”: Amar, Temer, Confiar a/en Dios: Lc. 4:8
3) RESTAURE HUMILDEMENTE
Aplicar los principios
de mateo 18:15-17
·
1º Paso:
Pase por alto la Ofensa menor
·
2º Paso:
Hable en privado
a.
Lleve
esperanza, 1 Corintios 1:2-9 (Que Cristo sea el centro de la charla)
b.
Escuche con
atención y paciencia, Proverbios 15:1 (No tener las respuestas pre-fijadas)
c.
Concordar
(Ver en lo que están de acuerdo)
d.
Hablar la
verdad en amor, 1 Corintios 13:1-7 (Que Dios ponga ese amor en el corazón)
·
3º Paso:
Lleve consigo a uno o dos mas
·
4º Paso:
Dígaselo a la Iglesia
·
5º Paso:
Trátelo como a un incrédulo (No como castigo sino como a alguien a quien
evangelizar)
4) VAYA Y RECONCÍLIESE
·
Así como el
Señor perdonó, perdonemos también, Colosenses 3:13
·
Ir y buscar
la reconciliación, Mateo 5:21-24
·
La deuda fue
pagada por Cristo, Isaías 53-4-6
a.
Mateo 6:12:
Aphiemi (Dejar ir, liberar, remitir)
b.
Lucas 7:42:
Charizomai (Otorgar el favor libremente o incondicionalmente)
c.
Tener actitud
de perdonar (No es opcional), Marcos 11:25
d.
Otorgar el
perdón (Si hay arrepentimiento), Lucas 17:3-4
e.
El infractor
cosechará las consecuencias, el que perdona queda libre
En esta oportunidad
hablamos de la actitud de quien quiere buscar el perdón y cultivar la cultura
de la Paz. En la próxima oportunidad hablaremos de cuando uno con sus actitudes
pecaminosas lastima esa cultura de Paz; para identificarlos y aportar con
nuestro cambio de vida y corazón en la construcción de la Paz en la Iglesia.
TOME DE LA
FORTALEZA DE DIOS
El verdadero perdón
depende de la gracia de Dios. Si intentamos perdonar a otros por nuestra
cuenta, nos enfrentamos a una larga y frustrante batalla. Pero si pedimos a
Dios que cambie nuestro corazón y depender continuamente, podremos perdonar aún
las ofensas más dolorosas. La gracia de Dios fue exhibida poderosamente en la
vida de Corrie ten Boom (Escritora, conferencista, predicadora cristiana de
renombre mundial), que había sido apresada con su familia por los nazis por
ayudar a los judíos en la Segunda Guerra Mundial. Su anciano padre y su amada
hermana Betsie murieron como resultado del tratamiento brutal que recibieron en
la cárcel. Dios sostuvo a Corrie mientras estuvo en un campo de concentración,
y luego de la guerra ella viajó por el mundo, testificando del amor de Dios.
Esto es lo que escribió acerca de un encuentro asombroso en Alemania:
Estaba en un culto de la iglesia en Múnich cuando lo vi: el hombre de
la S.S. (Grupo del ejército alemán que estaba encargado de los campos de
exterminio donde murieron millones de personas) que había estado de guardia en
las puertas del centro de procesamiento de Ravensbruck. Era la primera vez que
veía a uno de mis carceleros desde ese tiempo. De pronto, todo volvió a mi
mente: la sala llena de hombres burlándose, las pilas de ropa, la cara blanca
de dolor de Betsie.
Vino a mi encuentro, mientras la gente salía de la iglesia, sonriendo
y saludándome con una inclinación del cuerpo. “¡Qué agradecido estoy por su mensaje,
Fraulein”, dijo. “Pensar que, como dice usted, Él lavó mis pecados!”
Había estirado su mano para estrechar la mía. Y yo, que había
predicado tantas veces a la gente de Bloemendall acerca de la necesidad de
perdonar, mantuve mi mano al costado.
Mientras los pensamientos de ira y venganza hervían en mi interior, vi
lo pecaminosos que era. Jesús había muerto por este hombre. ¿Pediría yo más?
“Señor Jesús”, oré, “perdóname y ayúdame a perdonarlo”.
Intenté sonreír e hice un esfuerzo por levantar mi mano. No podía. No
sentía nada, ni la menor chispa de calor o caridad. Así que volví a decir para
mis adentros una oración silenciosa. “Jesús, no puedo perdonarlo. Dame tu
perdón.”
Al tomar su mano ocurrió la cosa más increíble. Desde mi hombre, a lo
largo de mi brazo y a través de mi mano pareció atravesarme una corriente que
iba de mí hacia él, mientras que de mi corazón brotaba un amor por este extraño
que casi me abrumó.
Así descubrí que la sanidad del mundo no gira alrededor de nuestro
perdón ni de nuestra bondad, sino alrededor de Él. Cuando Él nos dice que
amemos a nuestros enemigos, nos da, junto con la orden, el amor mismo”
(Ken Sande, Pacificadores)
Pastor Carlos Brinkmann
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