La Parroquia en Imágenes

14 de marzo de 2013

Reflexión Cuaresmal


 Isaías 42:14-21

El libro de Isaías es un llamado fuerte a la reflexión en el sufrimiento del pueblo cautivo del Señor, y del envío de Aquél que siendo el Siervo Sufriente iría a rescatar a ese pueblo esclavo. Sabemos ahora que ese pueblo cautivo éramos nosotros, cautivos del pecado, de los vicios, de las tentaciones, de la maldad de Satanás; y que Cristo, entregando su propia vida en la cruz es el rescate que se acercó a nosotros para sacarnos de esa esclavitud.

En el texto de Isaías 42:14-21 podemos ver varias expresiones del pensamiento y sentimiento divino:
a)      Su ira sobre el pecado en primer lugar, ya que estaban cautivos los israelitas por su idolatría, dejaron de confiar en Jehová y fueron tras otros dioses; y, en segundo lugar, su ira hacia el pueblo opresor que aprovechándose de la caída en el pecado de los israelitas, los oprimen y esclavizan.
b)      Las consecuencias para los opresores es que perderán su prosperidad (Representado por las arboledas verdes), y su enseñanza será disuelta (La sequedad del río), se evaporará como el río que se seca.
c)      Que los israelitas cautivos, cegados por el sufrimiento y la opresión, serán guiados por el mismo Dios, por caminos hasta ahora desconocidos para ellos, pero de la mano divina serán posibles de transitar.
d)     Que aquél que deposita su confianza en un ídolo, otro dios, será defraudado, porque el único que puede responder es Jehová.

Si los aplicamos a nuestra vida, podemos rescatar lo siguiente en esta etapa de la Cuaresma:
a)      La ira de Dios sobre el pecado es terrible, no escatimó ni a su propio Hijo para que el pecado sea castigado, Cristo muriendo en la cruz llevó ese castigo que nos correspondía a nosotros, y su sangre derramada limpia nuestra falta. También debemos reflexionar que con el pecado no se juega, sino que el Señor quiere para si un pueblo santo, sin mancha ni pecado.
b)      Aún cuando aquellos que llegan a tener prosperidad y oprimen al cristiano, con leyes excesivas, con horas de trabajo penosas, con poca paga, con discriminación, con imposición de costumbres o sistemas de vida, serán secados, y no servirá de nada haber tenido prosperidad y haberle ido bien, en algún momento todo se secará, si no es en esta vida, será en la eterna.
c)      Dios mismo puede y quiere guiarnos en el momento de nuestra ceguera por desconocimiento, orgullo, o, directamente, vida pecaminosa; que nos hará andar por camino desconocidos, caminos de salvación y gozo especial.
d)     Que renovemos nuestra confianza en el Señor cada día, ya que los ídolos de este mundo no pueden dar respuestas verdaderas, drogas, alcoholismo, diversión, materialismo, hedonismo, etc.

Sin embargo, hay en el texto una seria advertencia a su pueblo, incluidos nosotros. El Señor afirmaba que este pueblo elegido se había tapado los oídos y cerrado los ojos para no escuchar ni ver lo que el Señor quería decirles; estos israelitas estaban renunciando voluntariamente a ser hablados por el Señor y que Él les muestre su gloria. Ellos como nosotros somos heraldos, proclamadores de la voluntad y la palabra divina, y somos los únicos que lo pueden hacer, la orden divina es que no seamos un pueblo terco, obstinado; o débil seguidor del sistema actual de las cosas, y nos consagremos de manera total a su Voluntad, donde Él mismo se gloría y hace realidad la salvación delos pueblo.

Pastor Carlos Brinkmann

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