La Parroquia en Imágenes

9 de mayo de 2013

Hechos 6:1-7



En el marco histórico, el libro de Hechos nos muestra que los apóstoles predicaban aún cuando las autoridades religiosas se lo prohibían. Si nos ponemos de parte de las autoridades, humanamente es comprensible esta actitud. Los judíos eran confrontados con una nueva doctrina, con una percepción del mundo y de Dios que era muy diferente al que habían conocido y en el cual basaban todos sus valores de vida. Los apóstoles pregonaban claramente que ellos habían matado al Mesías, y esto les parecía una locura, ya que ellos estaban esperando a ese Salvador por generaciones, y ese pobre carpintero muerto en la cruz no era ese Salvador, según su concepción. No podían aceptar que su Mesías muriera en una cruz, ya que era el castigo más aborrecible para un judío, porque de esta manera era considerado maldito, despreciado y abandonado por Jehová, el que muriera en un madero, en una cruz. Y la herejía mayor era presentar a este hombre como Dios, no aceptaban a otro dios más que a Jehová, y ahora creer en una Trinidad, era como afirmar que Baal estaba con Jehová. La reacción lógica y humana, era procurar refrenar esta doctrina con cualquier medio posible.

Aún con todo este medio de persecución, los apóstoles predicaban, sufriendo cárceles y azotes. Podemos ver que no era una situación sencilla enseñar el evangelio. Muchas veces nos quejamos que hoy es difícil, que pocas personas tienen interés por las cosas de Dios, pero siempre fue motivo de persecución la predicación del Evangelio, en todos los tiempos y edades. Por eso, podemos tomar el ejemplo de estos primeros cristianos, que a pesar de la persecución, sufrimiento, negaciones, predicaban y enseñaban, porque sabían que este Cristo es el que las personas necesitaban, y hoy también lo necesitan; que es el único Salvador y el único mediador entre Dios y los hombres. La resistencia hacia la predicación siempre existirá, ya que el diablo siempre procurará que esto suceda para frenar el crecimiento del Reino y la salvación de las almas.

En el versículo 1 son llamados discípulos los cristianos. Y el texto nos muestra la integración que empezaba a existir dentro de la primera comunidad cristiana, los de habla griega y los de habla hebrea. Esto también empezaba a ser revolucionario, ya que siempre el judío procuraba ser exclusivista y hacía segregación religiosa. Los de habla griega tenían su propia sinagoga y allí estudiaban el texto bíblico en griego, y los de habla hebrea tenían, por otro lado, sus propias sinagogas pero en idioma hebreo. El cristianismo los empezó a juntar, pero en este choque de culturas y vivencias empiezan a aparecer los conflictos. Como los discípulos eran hebreos, estaban a cargo de todo, de la predicación y hasta de la administración, y, podemos ver sus propias debilidades, había prioridad hacia los de habla hebrea. Sin embargo, nos cuentan los estudiosos, que los de habla griega, provenientes de otros países del imperio romano, tenían mayor celo por la misión, mientras que los de hebreos eran más conservadores y miraban para adentro. Y esto también se refleja hoy en nuestras congregaciones. Los que nacieron dentro de la iglesia, los de cuna son más de mirar para adentro, de cuidar lo que ya se tiene, mientras que el convertido, que no era parte de la iglesia pero conoció el evangelio dentro de una iglesia, tiene una visión más de mirar afuera, de ir a buscar personas. El amor de Dios puede conjugar maravillosamente estas dos tendencias, que no son absolutistas, siempre hablando de generalidades, claro. Es importante el celo misional, pero también es importante la visión de cuidado y fortalecimiento del grupo en general.

En el versículo 2 vemos la decisión que tomaron los apóstoles, los Doce. Permiten la participación del resto de la comunidad. Esta comunidad elige a siete varones llenos del Espíritu Santo. Podemos ver otro aspecto interesante en la numerología, los doce apóstoles, las doce tribus israelitas, los siete griegos, las siete naciones paganas. La integración de un universo completo, el israelita, el pueblo elegido por Dios para llevar su mensaje, las naciones gentiles, los receptores y motivo del mensaje. Si lo aplicamos a nuestra realidad hoy, el amor de Dios está abierto a los gentiles, a los que no conocen su salvación, y somos nosotros, los del pueblo elegido los que debemos llevarla.

Retomando el relato, vemos que fueron electos 7 personas del ala griega, el objetivo es que todos participen y haya una administración y vivencia comunitaria integral, procurando que llegue a todos. Mientras tanto, los apóstoles son llamados a seguir con el trabajo al que Dios los puso en este mundo, dirigir las oraciones y ocuparse de la enseñanza, enfocarse en la vida espiritual. Hoy también es difícil el equilibrio, muchas veces, las personas llamadas a predicar el evangelio son tentados a querer administrar y cuidar de los bienes temporales de la iglesia, o, en ocasiones, los miembros piensan que un pastor lo tiene que hacer. El llamado Ministerio Pastoral está enfocado a Predicar la Palabra de Dios y administrar los Santos Sacramentos, enfocarse en otros aspectos, trae confusiones y un desgaste para todos los miembros de la comunidad.

Estos diáconos que empezaron el servicio en la iglesia, fueron reconocidos por la comunidad, fueron electos por la misma, aprobados por los apóstoles y aptos para el servicio. Esto nos muestra que nadie se puede autoproclamar dentro de la iglesia, sino que tiene que ser debidamente llamado y reconocido por la congregación, nadie se puede autoproclamar, ya que estas actitudes traen conflictos y nos se hace de manera organizada y en orden; cuando estas cuestiones de autoproclamación suceden, afloran los egoísmos, los deseos de poder y control sobre los demás, los partidismos y divisiones, y, como consecuencia, la lenta desintegración del grupo cristiano.

Y cierra este texto con la afirmación que la iglesia crecía. Crecía en número, pero también era una iglesia firme, segura y clara en sus convicciones, de tal manera que los propios sacerdotes judíos, personas instruidas y convencidas de la fe judía, se agregaban a la iglesia. Por eso es imprescindible el estudio y la capacitación en la fe cristiana, ya que Dios nos dio un objetivo claro, el salvar almas, y para esto debemos saber que hay personas que necesitan ser cambiadas, y nosotros necesitamos ser instrumentos eficaces y útiles, preparados y con el ánimo de ir al encuentro de los mismos.

Que Dios los bendiga

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